Con el ritmo de vida actual y las múltiples responsabilidades, no es raro que a diario lleguemos a experimentar ciertos episodios de estrés. En pequeñas dosis y con un control adecuado del mismo, estos estados pueden ser beneficios al mantenernos en alerta y permitirnos trabajar capacidades como la concentración. En el contexto laboral, el reto de gestionar estos eventos estresantes puede ser mayor, al considerar factores como el tipo de trabajo, el ambiente laboral, las obligaciones, la relación con jefes y compañeros, etc., que pueden agravar la situación al elevar el nivel de estrés a uno más intenso y prolongado en el tiempo. ¿Qué se puede hacer al respecto? Mucho. Desde el acompañamiento en la gestión del estrés por parte de las empresas hasta la incursión de alternativas como el mindfulness.
Esta práctica no es nueva, el mindfulness tiene sus orígenes en el budismo, y se define como el estado de consciencia plena a lo que ocurre en el momento presente, demostrando interés y aceptación a todas las manifestaciones sin juzgarlas o intentar cambiarlas. Para algunos autores que se han dedicado a estudiar esta práctica, este estado de consciencia es inherente a la naturaleza humana. Por lo que cualquier persona puede llegar a experimentarlo en ciertos momentos pero no con la misma frecuencia, nivel de profundidad y duración, ya que los rasgos de la personalidad son influyentes en este proceso. Muchas investigaciones al respecto, resaltan los beneficios al considerar que su implementación en la vida diaria, puede contribuir en la búsqueda del bienestar integral.
En el trabajo, el mindfulness ha incursionado como una técnica para incrementar el bienestar laboral por medio de un entrenamiento adecuado que les permita a los trabajadores reducir los niveles de estrés y ansiedad. Con la práctica y el desarrollo de habilidades que son propias de este estado de consciencia, se busca entrenar a la mente para prestar atención a las experiencias del presente, potenciando la capacidad para detenerse y hacer pausas en el momento justo cuando se manifiestan las emociones, los sentimientos y las reacciones corporales, enfocándose en la realidad y aceptándola tal como es. Al vivir en conciencia plena, se tiene la posibilidad de responder de manera adecuada y eficaz frente a los factores estresores, anulando de esta manera la reacción automática del estrés crónico.
Desde las investigaciones científicas se ha destacado la importancia del mindfulness en la liberación del sufrimiento, siendo beneficioso para el manejo de ciertas condiciones médicas y psicológicas. Uno de los referentes en este campo ha sido el trabajo realizado por el Biólogo molecular, Jon Kabat-Zinn, quien diseñó el Programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness, del Centro Médico de la Universidad de Massachussets, enfocado en la gestión del dolor crónico y el estrés, como una medida complementaria al tratamiento clínico.
En la búsqueda del bienestar laboral resulta importante incluir este tipo de prácticas dentro de los programas de salud, ya que no solo favorece el desarrollo de ciertas capacidades como la memoria y la creatividad, necesarias para el desempeño en el trabajo, sino que además también incide de manera positiva en la salud de los trabajadores, puesto que coadyuva en la regulación de las emociones y de la capacidad para reducir y controlar los pensamientos negativos. Este hecho produce un efecto de bienestar en el organismo, preparándolo para adoptar una reacción más adecuada a procesos como el de la curación y el de la respuesta inmunitaria.
El mindfulness puede ayudarse de ciertas prácticas meditativas y de otros ejercicios como la contemplación, para potenciar bondades como la auto-observación y la auto-regulación. Los beneficios identificados en diversos estudios han demostrado que su aplicación en la vida cotidiana, además de mejorar aspectos de la salud física y emocional, también pueden ser provechosos en el ámbito organizacional al permitir el desarrollo de habilidades que se requieren para afrontar los desafíos propios de la jornada laboral.
Entre otras ventajas, el mindfulness permite:
• Potenciar la autoconsciencia
• Mejorar la resiliencia
• Contribuir en el bienestar psicológico y en la salud
• Reducir el estrés y la ansiedad
• Mejorar la concentración y la capacidad de atención
• Mejorar la calidad del sueño
• Mejorar las relaciones interpersonales
• Mejorar el autocontrol
• Mejorar la capacidad de liderazgo y aumentar la productividad
• Reducir el absentismo
• Favorecer la toma de decisiones
• Favorecer el engagement
• Reducir el burnout
• Ayudar a los trabajadores a afrontar el cambio organizacional
• Mejorar las habilidades comunicativas como la escucha activa
• Influir en la satisfacción laboral, ya que mejora el comportamiento autodeterminado
Aunque se necesita conocimiento y entrenamiento para desarrollar de manera efectiva el mindfulness desde una práctica formal, también es cierto que desde la cotidianidad se pueden emplear ejercicios sencillos que permitan la atención plena en el “aquí y ahora”. Basta con enfocar la atención a cada una de las actividades, tratando de involucrar todos los sentidos en dichas acciones, con el fin de ser conscientes de las sensaciones que provocan, dejando fluir los pensamientos y aceptándolos. Aprender a controlar la respiración y ser conscientes de ella, es una buena técnica para afrontar con mayor tolerancia los eventos que suceden en el presente, logrando calmar los estados mentales de ansiedad y presión. No se trata de dictaminar entre lo que es bueno o malo, sino de observar sin prejuicios y gestionar mejor las reacciones ante los estímulos internos y externos.
