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El ambiente laboral es uno de los aspectos de mayor influencia en la construcción de las relaciones laborales, profesionales y personales, así como en el fortalecimiento del compromiso y el desempeño de los trabajadores en sus responsabilidades. Y aunque el clima organizacional puede constituirse en un elemento a favor en el desarrollo de condiciones laborales óptimas, también puede ser un obstáculo para alcanzar niveles de productividad adecuados para la organización. Trabajar en un ambiente de trabajo sano, agradable, en el que se perciba seguridad, comunicación y bienestar, influenciará de buena manera, sin duda, en los comportamientos de los trabajadores.
Dentro de los estudios relacionados con los riesgos psicosociales, el ambiente laboral se identifica como un factor determinante en el desarrollo de los factores de riesgo laboral de una organización. Por lo tanto, el impacto que pueda tener no solo en las conductas que los trabajadores adopten para gestionar sus funciones, sino también en su salud física, mental y emocional; dependerá en gran medida, del liderazgo asumido por los jefes, como figura principal de la relación que se deriva entre empresa y empleado.
Si el trabajador percibe que el clima organizacional es adecuado y le aporta seguridad y confianza para realizar su trabajo, su desempeño laboral resultará mejor y los comportamientos que determine durante su jornada laboral, podrán ayudarle a alcanzar sus metas individuales y corporativas. Pero si por el contrario, percibe que existen riesgos que se asocian con la falta de apoyo por parte de su jefe, la falta de liderazgo, el mal relacionamiento con sus compañeros o la falta de autonomía en sus responsabilidades, estos factores se podrán constituir en un riesgo para su calidad de vida y para su rendimiento laboral.
Esta relación entre jefes y trabajadores, especialmente, tiene una profunda influencia en el ambiente laboral. Si bien es cierto existen otros elementos que hacen parte y determinan el tipo de clima organizacional como los artefactos culturales de cada empresa, incluyendo los propios factores de riesgo psicosocial; dicha relación laboral es el vínculo más visible y con alta sensibilidad de ser afectado por las percepciones individuales de los trabajadores con respecto a las condiciones de trabajo. A su vez, estas interacciones son influenciadas por las actitudes, los estados de ánimo y los sentimientos que se puedan generar a través de ellas.
El tipo de relación que se establezca entre ambos, es un punto importante en las reacciones que el trabajador decida establecer en su labor. Si siente motivación alentada por su jefe, respeto mutuo, claridad en sus funciones y confianza con el líder, lo más probable es que su capacidad de concentración sea óptima, realice con efectividad las tareas encomendadas y su estado emocional se afiance de manera positiva. Y por ende, su rendimiento aporte a la productividad de la empresa.
Si la relación laboral entre los miembros de la organización (jefe y trabajadores) no es buena, los riesgos psicosociales que se derivan de ella pueden dar lugar a consecuencias negativas para la empresa como altos niveles de ausentismo, presentismo, alta rotación, aumento en los índices de accidentes y enfermedades laborales, trabajadores estresados, con poca motivación y alta inseguridad, llevando a posibles escenarios de violencia laboral como el mobbing y acoso sexual, entre otros.
Cuando el ambiente laboral se constituye como dañino, como un riesgo laboral; si no se gestiona de manera adecuada y si no se adelantan acciones preventivas relacionadas con los riesgos psicosociales, puede traducirse en posibles efectos negativos para la salud de los trabajadores, como:
Por otro lado, cuando el clima organizacional establece una comunicación fluida, recíproca y participativa, en la que el trabajador siente que la empresa lo valora y se preocupa por su bienestar, su actitud más sobresaliente será corresponderle a la organización a través de su compromiso. Por lo que se sentirá más satisfecho en su puesto de trabajo y con un nivel más alto de rendimiento. Y estas percepciones en un corto plazo contribuyen a contrarrestar cualquier intención de abandonar la empresa.
La importancia de fomentar un ambiente de trabajo sano y seguro, radica no solo en la manera en cómo se construyen esas relaciones entre los distintos grupos de la empresa, sino también en cómo este factor de riesgo latente en las empresas puede abordarse desde una mirada positiva para contribuir en la construcción de espacios laborales abiertos al intercambio de experiencias, de información, de nuevas ideas, de colaboración, etc.