Luego de pasar varias horas sentados frente al computador, realizando trabajos repetitivos, trabajando en una oficina o ejecutando labores de alta exigencia física, el cuerpo se adapta a ciertas rutinas y posturas, limitando el funcionamiento de los músculos y generando tensiones a nivel fisiológico y psicológico, como producto de las exigencias en el trabajo. Por lo que tomar una pausa activa durante la jornada laboral resulta necesario, justo y beneficioso tanto para la salud física como mental, ya que permite prevenir y gestionar de manera acertada los riesgos psicosociales derivados del trabajo o de la labor que se realice.
Las jornadas laborales extensas sin descansos y en las que, además, se adoptan posturas inadecuadas por mucho tiempo pueden generar enfermedades o lesiones como la lumbalgia, inflamación de las articulaciones, dolores de cabeza, fatiga visual y trastornos músculo-esqueléticos, entre otros. Ante este panorama, las pausas activas son medidas oportunas muy importantes para romper con la rutina e introducir periodos de recuperación que le permita al trabajador reactivarse, relajar todo el cuerpo, liberarse de tensiones, prevenir lesiones osteomusculares y mejorar el desempeño, al tiempo que fomenta la implementación de hábitos de vida saludable.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la actividad física tiene ventajas para el cuidado de la salud del corazón, la mente y el cuerpo, al contribuir en la prevención y gestión de enfermedades no transmisibles, además de reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad. Al respecto, menciona que la actividad física se contempla como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía […] hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio”, lo que significa que la implementación de las pausas activas en el trabajo es una forma de promover el ejercicio y favorecer la salud integral.
Esto periodos de descanso programados, cumplen una función importante como parte de los sistemas de seguridad y salud laboral, puesto que al cumplir con ciertos objetivos enfocados a promover la salud, se está ofreciendo adicionalmente espacios para la interacción y la comunicación, favoreciendo el ambiente laboral, mejorando las condiciones de salud, evitando el sedentarismo laboral e incrementando los niveles de productividad de las organizaciones. Un trabajador emocionalmente sano y motivado, se desempeña eficientemente y logra gestionar de mejora manera los periodos de estrés a los que se ve expuesto diariamente en su puesto de trabajo, debido a que las pausas activas tienen beneficios sobre las funciones cerebrales.
Expertos en el tema recomiendan que para que las pausas activas sean efectivas y disminuyan el impacto de los riesgos psicosociales, deben implementarse al menos dos veces durante la jornada de trabajo, con un mínimo de duración de 10 minutos, tal como lo sugiere la OMS. Estos ejercicios deben contemplar la parte corporal, mental y visual, que permitan una recuperación holística de los trabajadores y la recarga de energía suficiente para retomar las actividades.
Además de favorecer la relajación, el estiramiento de los músculos, estimular la circulación de la sangre en los vasos sanguíneos, favorecer la respiración y mejorar la flexibilidad; los descansos activos contribuyen en la prevención de enfermedades como las cardiovasculares y la obesidad, al promover estilos saludables de alimentación y prácticas o técnicas que trabajan de manera integral la mente y el cuerpo.
Así mismo, varios estudios confirman que realizar las pausas activas de manera regular antes, durante y después de la jornada laboral, incrementa la capacidad de concentración, lo que se traduce en un mejor rendimiento laboral, puesto que los trabajadores experimentan una sensación de bienestar al percibir una reducción significativa del cansancio y la fatiga (física y mental). Los efectos de estos descansos contribuyen, de la misma manera, a mejorar las relaciones interpersonales en el trabajo, fomentar el sentido de pertenencia con la organización y sin duda, mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
Estos son algunos de los beneficios de implementar las pausas activas en el trabajo:
• Fomentan la creatividad
• Reducen el estrés
• Contribuyen en la disminución de los accidentes y enfermedades laborales
• Favorecen en la reducción de ausentismos
• Mejoran el clima organizacional
• Favorecen la capacidad de atención
• Mejoran el estado de ánimo
• Estimulan el autoconocimiento
• Promueven la seguridad y salud en el trabajo
Aunque las pausas activas son importantes para romper con la rutina durante la jornada laboral (y en el día a día), es necesario que estos periodos de descanso se instauren bajo la gestión de personas especializadas, a través de los programas de seguridad y salud laboral, especialmente, si en las empresas hay trabajadores con limitaciones funcionales que les impidan realizar los ejercicios.
